martes, 10 de enero de 2012

UNA DIPUTACIÓN OBSOLETA E INÚTIL

La reciente aprobación del presupuesto de la Diputación Provincial de Toledo ha vuelto a realizarse desde la opacidad y con dificultades para que los ciudadanos puedan estar debidamente informados. El nuevo gobierno de la  Diputación de Toledo mantiene las viejas formas y ha perdido la oportunidad de ofrecer al ciudadano la distribución de su presupuesto a través de internet, de forma fácil, accesible y transparente, superando modelos de información anticuados que implican la presencia física de los ciudadanos en las oficinas de la Diputación para conocer la distribución de un presupuesto que ellos hacen posible  con sus impuestos.

Por otra parte, los datos ofrecidos en  rueda de prensa por el presidente de la Diputación, Arturo García Tizón, constituyen  una información breve e incompleta en la que solamente se señalan a grandes rasgos las partidas dedicadas a inversiones, sin mencionar el coste del mantenimiento de esta institución y de los sueldos y privilegios de los diputados provinciales.

Las diputaciones provinciales son órganos obsoletos de la Administración y  que suponen un sobrecoste añadido al ejercer funciones que duplican a las de la Comunidad Autónoma y hacen más complejo su funcionamiento. Por otra parte, mantienen  una estructura organizativa con  decenas de diputados provinciales con el coste que esto supone  y las prerrogativas de las que disfrutan, en un momento como el actual en el que la administración debe ajustarse al máximo y buscar la máxima rentabilidad de su gestión con el menor coste posible.

Las  declaraciones del consejero de Presidencia del Gobierno de Castilla La Mancha, Jesús Labrador a favor de la existencia de las diputaciones provinciales, a las que considera instituciones claves para la supervivencia de los municipios, son tan equivocadas como interesadas. Por el contrario, las Diputaciones son instituciones decimonónicas, creadas en el siglo XIX a partir de una estructura parroquial,  y es preciso su desaparición con la consiguiente absorción de sus servicios y del personal  necesario para su desarrollo por parte de la Comunidad Autónoma, acabando con el sobrecoste y la duplicidad de funciones.

Vivimos tiempos difíciles que exigen ajustes y sobriedad y la respuesta del Partido Popular no se ha dirigido a eliminar los excesos de una administración sobredimensionada, ya  que la necesita para recolocar a miles de fieles a los que considera merecedores del "premio" de un buen puesto o cargo político o administrativo. Por el contrario, la poda se ha dirigido a las empresas públicas en las que durante años han disfrutado de un buen puesto de trabajo miles de fieles a la anterior administración del PSOE.  Y, mientras este juego sigue, los funcionarios ven congelado su sueldo por tercer año consecutivo, contemplan como lo recortan por segunda vez, trabajan más horas y, por supuesto, pagan más impuestos sin poder evadirlos, dado que dependen de una nómina sometida a estricto control.

¿Quousque tandem, Catilina, abutere patientia nostra?  le dijo Cicerón en el Senado Romano al conspirador Catilina.  ¿Hasta cuando, viejos políticos, abusaréis de nuestra paciencia?